Partidos legislativos y coaliciones políticas en América Latina 1925-2019. (Pérez-Liñán, Schmidt y Vairo, 2023).
Ofrece una reflexión clave sobre la evolución del presidencialismo y las coaliciones políticas en América Latina, resaltando cómo la fragmentación creciente de los sistemas de partidos ha sido, en muchos casos, un factor que ha fortalecido la estabilidad democrática en la región, más allá de las expectativas iniciales que asociaban la fragmentación con inestabilidad política.
Una de las principales lecciones de este análisis es que, a pesar de los temores tradicionales sobre los efectos del multipartidismo en los sistemas presidencialistas (donde los presidentes suelen carecer de una mayoría clara en el Congreso), la formación de coaliciones ha sido una solución efectiva a este desafío. En vez de debilitar la democracia, la necesidad de formar coaliciones ha permitido que los presidentes latinoamericanos cuenten con el apoyo legislativo necesario para implementar sus agendas, aunque esto implique gobernar en un contexto de fragmentación política.
- La investigación también pone en duda la teoría que sostiene que un sistema bipartidista y un presidente fuerte son condiciones necesarias para la estabilidad democrática. De hecho, el análisis muestra que, en la práctica, la concentración de poder en manos del Ejecutivo (un fenómeno asociado con bajos niveles de fragmentación) ha sido más perjudicial para la democracia. Esto sugiere que un sistema multipartidista, que obliga a los presidentes a formar coaliciones amplias, ha sido un factor protector para la democracia en la región, al contrarrestar las tendencias autoritarias que pueden surgir en contextos de mayor concentración de poder.
- Otra reflexión importante es sobre la evolución del apoyo presidencial en el Congreso. La fragmentación del sistema de partidos ha llevado a una disminución del apoyo del partido presidencial, lo que implica que los presidentes deben recurrir a coaliciones más amplias y flexibles para garantizar su gobernabilidad. Esto refleja la adaptación de las democracias latinoamericanas a un contexto pluralista, donde las coaliciones son esenciales para superar los bloqueos legislativos y avanzar en la agenda gubernamental.
- Subraya que la democracia en América Latina ha logrado resistir en condiciones que previamente se consideraban desfavorables, como la fragmentación de los sistemas de partidos. Esto refuerza la idea de que la estabilidad política en la región depende más de la capacidad para construir coaliciones que de la concentración del poder en manos del Ejecutivo. Este hallazgo tiene implicaciones importantes para la literatura sobre estabilidad democrática y los factores que la explican, cuestionando suposiciones previas sobre la relación entre multipartidismo y debilidad democrática.