¿Por qué tomarse la molestia de hacer elecciones? Pequeño manual para entender el funcionamiento de la democracia. (Przeworski, 2019).

Es un estudio profundo de ambivalencia de las elecciones como mecanismo político, subrayando que, a pesar de sus limitaciones y las insatisfacciones que pueden generar, las elecciones siguen siendo el mal menor para elegir a los gobernantes, ya que permiten procesar los conflictos sociales de manera pacífica mediante la regla de la mayoría. 

Aunque las expectativas de los votantes suelen ser infladas por las promesas de los políticos durante las campañas electorales, raramente se cumplen debido a la complejidad de los problemas sociales y las restricciones inherentes al sistema político y económico, pero el sistema electoral sigue siendo un medio fundamental para permitir la competencia política, garantizando que los perdedores puedan esperar nuevas oportunidades en el futuro. La ineficiencia del gobierno para abordar cuestiones como la desigualdad económica, a su vez, se explica parcialmente por las limitaciones estructurales del sistema capitalista y las desigualdades políticas que afectan la toma de decisiones gubernamentales.

En cuanto a las teorías democráticas, el texto presenta dos enfoques principales: 

• El de Schumpeter, quien defiende la autonomía del gobierno elegido por la mayoría para actuar sin interferencias externas, y la perspectiva antimayoría, que sostiene que las mayorías no deben gobernar sin restricciones, ya que un gobierno sin límites puede desembocar en despotismo. Aunque el autor se inclina hacia una visión pro-mayoría, advierte que un gobierno con un apoyo supramayoritario, que no enfrenta desafíos electorales, podría llegar a abusar de su poder, mientras que los gobiernos respaldados por una mayoría simple están más motivados a adoptar posturas moderadas debido al temor de perder apoyo en futuras elecciones. Este balance de poder es esencial para evitar los excesos. Además, el texto destaca la importancia de instituciones que garanticen la calidad de la democracia, como la independencia en la gestión electoral y la protección de los derechos políticos, así como la limitación de la influencia del dinero en la política. 

• En relación con la posible crisis de la democracia, el autor analiza fenómenos recientes como el ascenso de figuras populistas, el apoyo a partidos antisistema en Europa y las tendencias autoritarias en países de Europa del Este, que junto con el descenso en el apoyo popular a la democracia, se interpretan como señales de un retroceso democrático. Sin embargo, el autor se muestra escéptico respecto a que esta situación constituya una crisis inminente, argumentando que los medios de comunicación y ciertos intelectuales amplifican estos fenómenos para generar atención, mientras que en los países desarrollados, donde la prosperidad y la estabilidad institucional son mayores, un colapso total de la democracia es poco probable. De esta manera, el autor sugiere que, aunque las fluctuaciones en el apoyo popular pueden ser significativas, no indican necesariamente un rechazo profundo a las elecciones como sistema, sino más bien un deseo de ver mejoras en la competencia y la eficacia gubernamental. Sin embargo, el peligro real, según el autor, radica en el deterioro gradual de las instituciones democráticas, lo que puede llevar a un aumento de la polarización y la intensificación de los conflictos. 

En este contexto la crisis democrática no necesariamente se traducirá en un colapso inmediato, pero sí puede llevar a una erosión continua de las instituciones y el principal desafío será cómo las democracias gestionan las profundas divisiones sociales y políticas. Aunque el sistema electoral sigue siendo crucial para procesar los conflictos en sociedades diversas, la democracia está enfrentando un proceso de desgaste que podría hacerla más vulnerable si no se toman medidas adecuadas para preservar y fortalecer sus instituciones frente a las crecientes tensiones políticas y sociales.