La institucionalización de los sistemas de partidos y la teoría del sistema partidista después de la tercera ola democratizadora. (Mainwaring y Torcal, 2005).
Mainwaring y Torcal (2005) examinan las diferencias fundamentales entre los sistemas de partidos de las democracias industriales avanzadas y los países menos desarrollados, centrándose en el concepto de institucionalización partidista. Estos argumentan que mientras las democracias avanzadas cuentan con sistemas partidistas relativamente estables y consolidados, las democracias y semidemocracias de los países en desarrollo presentan altos niveles de volatilidad electoral, vínculos ideológicos débiles y una fuerte tendencia al personalismo político.
El texto destaca tres aspectos clave:
- la volatilidad electoral, que mide los cambios en el apoyo a los partidos de una elección a otra, es significativamente más alta en los países en desarrollo. Esta inestabilidad dificulta la consolidación de vínculos duraderos entre partidos y votantes, limitando la capacidad de los partidos para actuar como intermediarios efectivos en el sistema democrático.
- Los sistemas partidistas de los países menos desarrollados tienen vínculos programáticos más débiles entre partidos y votantes. En lugar de estar basadas en ideologías o programas claros, las elecciones en estos países suelen ser impulsadas por intereses particulares o clientelismo, erosionando la legitimidad de los partidos como representantes de la voluntad popular.
- Los vínculos personalistas, donde los votantes apoyan a líderes carismáticos en lugar de a partidos o ideologías, son mucho más comunes en estos sistemas. Este fenómeno refuerza el debilitamiento institucional y abre la puerta a liderazgos autoritarios o populistas.
Los autores también analizan las implicaciones de la débil institucionalización para la democracia, donde una institucionalización limitada favorece la emergencia de líderes antipartidistas y dificulta la rendición de cuentas electoral. Los autores presentan ejemplos como Alberto Fujimori en Perú y Hugo Chávez en Venezuela, cuyas estrategias de deslegitimación de los partidos tradicionales les permitieron acumular poder de manera centralizada, generando importantes retrocesos democráticos.
- Mainwaring y Torcal (2005) utilizan un enfoque comparativo entre países desarrollados y menos desarrollados, destacando que las democracias avanzadas gozan de niveles más altos de institucionalización gracias a su historia más prolongada de estabilidad económica y política. En contraste, las democracias recientes de países menos desarrollados enfrentan desafíos relacionados con la pobreza, la desigualdad y la desconfianza hacia las instituciones. Los autores también reconocen la necesidad de más investigaciones empíricas y metodologías comparativas para abordar las limitaciones de los estudios previos, que han estado excesivamente centrados en las experiencias de las democracias avanzadas.
Este artículo es una contribución importante para entender la relación entre la institucionalización partidista y la calidad de la democracia. Mainwaring y Torcal (2005) no solo exponen las vulnerabilidades de los sistemas partidistas en los países menos desarrollados, sino que también ofrecen un marco teórico para repensar las estrategias de fortalecimiento institucional en estos contextos. Su análisis resalta la importancia de adoptar perspectivas más inclusivas y globales para desarrollar teorías políticas aplicables a las realidades diversas de las democracias contemporáneas.